A lo largo de los últimos 20 años, este tipo de inmuebles ha ganado mucho terreno. Los edificios inteligentes son una realidad a pesar de que no seamos muy conscientes de ello.
Respecto a los edificios inteligentes a los que nos referimos, son denominados de dos formas: Building Management Systems (BMS), o Building Automation Systems (BAS). Estos contienen sistemas operativos los cuales permiten gestionar aspectos claves del funcionamiento diario de una vivienda, como por ejemplo, controlar el funcionamiento del aire acondicionado o de la calefacción, la iluminación, la ventilación…
Hoy en día, la infraestructura digital de un edificio, es decir, las redes informáticas y de operaciones integradas en él que le permiten operar en el día a día, rivaliza con la infraestructura puramente física. La arquitectura de la tecnología generalmente incluye sensores que recopilan datos, accionadores que analizan datos para brindar una respuesta, plataformas que permiten la comunicación y memoria y un análisis que proporciona funcionalidad e inteligencia.
Se puede ver que esta tendencia es más usual en edificios de oficinas, pero, sin embargo, está cada vez más presente en la promoción residencial. Según se dice (leer fuente al pie del artículo), este año se terminarán en nuestro país más de 133.000 viviendas de obra nueva de más de 6.300 promociones. Por ello, podemos concluir con que el futuro de los BMS es prometedor tanto en el área residencial como en otros sectores como en el comercial e industrial.
Es relevante señalar que los BMS utilizan varias tecnologías, como plataformas de análisis de datos en la nube, el Internet de las cosas, o la inteligencia artificial. Esto puede llegar a considerarse una desventaja, si no se toman las medidas adecuadas, debido a los desafíos que se plantean en materia de ciberseguridad.
En cuanto a las ventajas que ofrecen se encuentran: automatizar la desinfección de zonas mediante sensores e internet de las cosas, controlar la ocupación del edificio, mejorar la calidad y renovación del aire, el ahorro del agua, el aumento de la productividad. Todo ello hace que la vivienda sea más cómoda, segura y eficiente.
Si nos podemos en el contexto de la pandemia, el uso combinado de estas tecnologías abre nuevas oportunidades. Desde desinfectar áreas de manera automática, hasta controlar la ocupación del edificio, mejorar la calidad del aire, medir rápidamente el uso de espacios y la incidencia de nuevos casos o situaciones que requieren una intervención rápida.